lunes, 19 de noviembre de 2007

VERDAD, JUSTICIA PAZ Y LIBERACIÓN COMO SIGNOS DE CONTRADICCIÓN PARA EL MUNDO 1


INTRODUCCION:

En el evangelio según San Lucas 12,49-53 se nos sugiere un sentido sobre lo que implica o debe significar el Evangelio para todo cristiano: uno de contradicción, que invierte los esquemas, modos y modelos de comportarse que nos propone el mundo. Es decir, “un nuevo estilo de vida”. Por ello, es signo “de contradicción” porque, Aquel “ha venido a instaurar la guerra y no la paz” –no las guerras del mundo, en las que mueren personas inocente o culpablemente, escondidas tras deseos o anhelos carentes de caridad. “La guerra está escrita con muerte y se perfuma con sangre”–. Esta guerra de que nos habla Jesús se nos presenta y significa en el Evangelio como aquella que persigue la liberación del hombre total de todas las ataduras del pecado y de la muerte por el sacrificio de Cristo en la cruz. Sacrificio que nos reserva la gracia de “poder llamarnos hijos de Dios” y por tanto, de “ser coherederos con Cristo” –tal como nos afirma el apóstol Pablo–. A menudo, podemos caer víctimas de una visión “triunfalista” que nos sugiere un evangelio sólo para la fe. Después que creamos nada más tiene sentido. No importa lo que viva siempre y cuando que crea. Esta visión la tuvieron los contemporáneos de Jesús: esperaban un Mesías liberador, que fuera a hacer la guerra a los pueblos invasores que les estaban oprimiendo y que instaurara definitivamente un reinado que fuera el poder político y máximo sobre la tierra. Pero, Jesús nos señala que: su “Reino no es de este mundo”(Jn.18,36). Es decir, que no se mueve bajo los criterios por los que se maneja el mundo, sino que por el contrario, ha venido a ponerlos en interrogante. Por tanto, ese Reino se escribe en el corazón mismo de cada hombre y mujer de buena voluntad que lo recibe incondicionalmente; que lo acepta con un corazón sencillo, justo y recto –tal como nos sugiere el salmo 1–. Un Reino que, como dije, es “signo de contradicción” y que nos exige aceptarlo incondicionalmente en nuestro seguimiento de Cristo. Seguimiento que nos pide el mismo Cristo con la invitación de: “si queremos ir en pos de Él, asumamos nuestra cruz y le sigamos”, que no es otra cosa sino: “si queremos ser seguidores de Cristo, tenemos que vivir, de forma libre y radical, nuestra opción por él”. Opción que, al no manejarse por los principios que nos intenta vender, que nos pide y nos exige la sociedad, nos enfrenta a quienes no comprenden esta manera nueva, distinta y diferente de vivir. Por ello, terminarán enfrentados “unos contra otros”, puesto que la vida en Cristo es un compromiso que nos pide “darlo todo hasta las últimas consecuencias”. Si creíamos que este caminar iba a ser uno pavimentado con “adoquines” rosados, sin mayores complicaciones y/o exigencias ¡se han equivocado! “¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, se han equivocado…”(Lc.12,51) nos dirá Jesús. Esa no es la obra del Reino, así no se manejan los contenidos del mismo. Pero, ¿cuáles son sus contenidos? Los contenidos de este Reino son: verdad, justicia, liberación, etc. Y estos elementos constituyen, en esencia, motivo de contradicción para el mundo. Es decir, se enfrentan a los valores y anti-valores que se nos promueven en el ámbito social en el que nos movemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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