martes, 12 de junio de 2007

LA ESCUELA COMO CENTRO PARA ERRADICAR LA VIOLENCIA (2 / 2)




La racionalidad es la cualidad que diferencia a los seres humanos de los animales, porque aún los animales tienen la capacidad de sociabilizar –y algunos lo hacen mejor que los seres humanos–. Pero, la razón, ha de ser conducida en la escuela hacia una búsqueda de igualdades que respetan el espacio y la diferencia del otro. Ha de facilitar la elaboración de un sistema de palabras que tengan algo que expresar. Algo que decir y comunicar. Dice fr. Timothy que:




  • “La violencia de nuestra sociedad impregna el lenguaje que usamos. Vaclav Havel, el presidente de la República Checa, contrasta las palabras de Salman Rushdie con las de Jomeini: "palabras que iluminan a la sociedad con su libertad y sinceridad se contraponen a palabras que hipnotizan, engañan, inflaman, enloquecen, seducen, palabras hirientes, letales incluso. La palabra es como una flecha" (Citado en Independent, 9 de diciembre de 1989, p. 29.). George Steiner escribió: "En las palabras, como en la física de las partículas, hay materia y antimateria. Construcción y aniquilación. Padres e hijos, hombres y mujeres, cuando se dirigen unos a otros en el intercambio de palabras, están ante un riesgo definitivo. Una palabra puede mutilar una relación humana, puede poner en peligro la esperanza. Los cuchillos del habla producen cortes muy profundos. Con todo es el mismo instrumento, léxico, sintáctico, semántico, que usamos para hablar de la revelación, el éxtasis, el de la maravilla de comprender lo que es la comunión"[2]

La escuela, por tanto, para convertirse en un centro de erradicación de la violencia ha de manejar, según mi parecer las presentes ideas:




  1. Ser un centro hacedor de cultura en la que se promueve en el educando una identidad por lo suyo. Esta es una de las fallas de nuestro sistema educativo. Se “preparan” a los niños y jóvenes con las deficiencias de un sistema educativo que no aterriza en una identidad del país –como podríamos identificar en otros sistemas educativos–, donde se presenta que lo externo, lo de afuera es siempre mejor que lo propio. Sin esta identidad de puertorriqueños –sin que resulte ser un slogan político, ya que en esta semana todo se pasa por este filtro– el educando no va a amar sus raíces, lo que le caracteriza como ciudadano de Puerto Rico, ni se comprometerá con ello. Un postulado de la filosofía dice que “nadie ama lo que no conoce”. Y, las escuelas han de ser estos lugares en donde se ayude –mayéuticamente– a los estudiantes a “amar lo propio”. Desde este sentido haremos una diferencia enorme en cada uno de estos, que harán a su vez una diferencia en la sociedad. Se lamenta Carlos Pabón en su Nación Postmortem que “en Puerto Rico carecemos de un discurso que emerja desde nuestra propia realidad como pueblo, desvinculado de la influencia de lo externo”. Y, el hacer cultura en esta identidad puertorriqueña hará la diferencia en esta sociedad. Hará violencia contra la violencia dejando muy en claro que hay esperanza en el Puerto Rico que ha dejado de ser un parque jurásico.



  2. Ser un centro de comunicación comunitaria en la que se construyen los conocimientos como aportes a una sociedad moralmente sana. La comunicación es uno de los elementos necesarios en el entorno de lo social. La participación ciudadana en los procesos civiles atañe a esta formación que emerge de una comunicación vivencial. Las escuelas, con los nuevos proyectos y técnicas educativas aparentan ir en retroceso. No es que esté en una actitud “restaurativa” donde la educación del pasado, con sus técnicas de enseñanza resultaba mejor. A cada tiempo su proceso. Sin embargo, cuando miramos los famosos programas de debates, como uno que existió en el canal 6, A Toda Máquina, daba pena ver las deficiencias que mostraban los estudiantes que competían en el mismo. Necesitamos una educación que sepa comunicar. Que sea capaz de formar a estudiantes para que comuniquen y den testimonio, de forma integral, sobre los valores de humanismo que en ellos se encierran. Donde se valore a la persona por lo que es y no por lo que tiene. No creo que sea lo necesario introducir educaciones religiosas porque la realidad nos dice que, estudiantes que surgen de los colegios confesionales, también son tendidos –en gran número– a la violencia. Además, imponer una religión a alguien es objeto de hacer violencia. Por eso creo que la escuela ha de ser un centro comunitario en la que se envuelve a los estudiantes en el proceso de la comunidad. Donde se les permite un espacio para expresarse, con todos sus talentos y defectos. Donde encuentran un espacio para descargar esas energías animosas de sus años de juventud. Donde pueden actuar positivamente al tiempo que se comprometen y se humanizan.



  3. Ser un centro de humanismo. Una de las críticas –que puede sonar pesimista– es la afirmación que hacen algunas personas de que “quien mucho estudia se embrutece” porque pierde toda sensibilidad para con los demás. El conocimiento que se adquiere en las escuelas, y estas han de educar para ello, debe ser uno que permita al educando y le instruya en su función de construcción social. Nos preparamos para aportar a la sociedad el fruto de nuestro esfuerzo. Trabajamos todos por la construcción de un Puerto Rico libre de violencias, criminalidad, drogadicción, etc... El educando debe llevarse a que descubra el valor de su aporte a este hacer sociedad. Que no es para adjudicarse esfuerzos personales, sino para aportar, desde sus conocimientos a quienes necesitan de él. En la sociedad todos necesitamos de todos. Esa es la gran riqueza de vivir en ella; de socializar. Y la escuela ha de despertar en el educando esta capacidad de sentirse y hacerse útil.



  4. Ser un centro de libertad y compromisos. El otro siempre será otro. En la escuela, desde grados elementales, la persona está en contacto con los otros. Y, quienes tienen la oportunidad de enseñar grados elementales, puede notar lo crueles que son los niños con sus compañeros. A quien consideran distinto le hacen la vida de cuadritos. Creo que desde esa etapa se hace necesaria la urgencia de integrar una visión de libertad recta y un compromiso con los demás. Llevarlos a un proceso de humanización que les acompañe como parte de sus vidas.



  5. Ser un centro de familia. La familia es la célula educativa primaria de las personas. La escuela es complemento a esta formación. Sin embargo, la realidad de nuestras familias ha dejado la concepción tradicional de esta para asumir una nueva identidad. Un nuevo proceso de cambios que son productos de otros procesos. Es una realidad que en la familia, cuando las exigencias de los hogares obligan a los que tienen la tarea de ser cabezas de estas a trabajar para el sustento, que la educación se relega a otras vertientes. Así, los educandos se forman conforme a lo que encuentran a su paso y reproducen estas experiencias en las escuelas. Cuando el choque se produce entre lo que han podido adquirir y lo que se le inculca en las escuelas, lógicamente habrá una situación de violencia que va a engendrar nuevas violencias. Considero que la escuela ha de replantearse sus estrategias de enseñanza e integrar un método que afronte las deficiencias de un sistema familiar y social que limitan el desarrollo de sus tareas. Ha de ofrecer una educación integral. Por eso, ha de utilizar los recursos a disposición de las ciencias humanas y sociológicas para alcanzar esta educación integral. Estamos en el contexto de la globalización y el paradigma que mueve el ámbito educativo es la interdisciplinariedad.

CONCLUSION


Estas, y otras ideas que se puedan quedar o que surjan como resultado de lo que les he expuesto, son a mi entender las formas en cómo se puede hacer de las escuelas centros para la erradicación de la violencia. Recordemos que la violencia no es sólo cuestión de personas concretas, sino que es el resultado de una situación que, en cadena, depende de otras. Nos corresponde descifrar cada uno de esos eslabones. Identificar las situaciones que conceden interpretación de violencia y enfrentarlos. La escuela ha de ser un espacio para educar a las futuras generaciones a que no sucumban ante el cambio generacional. Ellos tendrán sus propias tareas, y lo que ellos construyan será el legado que enfrentarán los que vengan detrás. A nosotros nos corresponde construir una sociedad de paz, donde la violencia sea dejada en el olvido porque aprendimos y supimos enfrentarla.



_____________
[1] Charla en Marcha por la paz. Comunidad MACUN (Bayamon, Puerto Rico) 26 de octubre de 2004


[2]RADCLIFFE, Timothy. El Parque Jurásico y la Última Cena. en "The Tablet Open Day", Londres, junio, 1994. http://op.org/international/espanol/Documentos/Maestros_orden/Radcliffe/parque_jurasico.htm .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Supe de "Como opción de vida" a través de una reseña que escribió Teófilo en ¡Vivificat! y mi alegría es doble al encontrar su blog:

Primero, al ver que siguen surgiendo verdaderas alternativas católicas en la blogosfera... más aún, ¡en Puerto Rico!

Y segundo, porque soy estudiante de CEDOC, así que me identifico aún más con sus escritos...

Muchas gracias por este blog... ya lo he incluido en mi lista de favoritos para visitarlo regularmente... y en los próximo días lo incluiré en la sección de Enlaces de mi página...

Que Dios le bendiga mucho...

Romualdo Olazábal
tengoseddeti.org
Apuntes del camino
a los pies de la Cruz

fra-ish dijo...

Gracias por la visita, Hno. Que maravilla, como dices, el hacer uso de estos medios para la obra de "dar a conocer la fe cristiana". Es una de las urgencias que se hacen en cuanto a los Medios. Ojala sigan en aumento. Mis saludos y gracias por la visita.